Desarrollados en la primera mitad del siglo XX, los contaminantes orgánicos persistentes (COP) han sido regulados o prohibidos a medida que ha aumentado la preocupación pública por sus efectos toxicológicos para la salud humana y el medio ambiente. Las investigaciones han demostrado que la exposición a los COP puede provocar graves efectos sobre la salud.
El 20 de enero se da un paso importante en los esfuerzos internacionales para hacer frente a las emisiones de COP a la atmósfera con la entrada en vigor de las enmiendas al Protocolo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes de 1998, adoptado en 2009, en 23 países de Europa y América del Norte.
Se espera que el resto de los países incluídos en el Protocolo original se adhieran a él en los próximos meses. Según el Informe de Evaluación Científica del Convenio del Aire, las emisiones de contaminantes orgánicos persistentes en la región del EMEP han disminuido entre un 40% (HAP) y un 85% (bifenilos policlorados, PCB) y hexaclorobenceno, HCB) desde 1990.
El Protocolo enmendado intensifica los esfuerzos de las Partes para regular o eliminar los COP en la región, ampliando el ámbito de aplicación del Protocolo para incluir nuevas sustancias.