La Ley de residuos y suelos contaminados superó su debate a la totalidad en el Parlamento con el reto de conducir a la Comunidad hacia un nuevo modelo de economía circular que se aleje del trinomio extraer, usar y tirar, y adelantar de este modo al Gobierno del Estado a la hora de dotarse de un marco normativo moderno, eficaz y adaptado a la normativa comunitaria en relación a esta materia.
Así lo subrayó esta mañana la conselleira de Medio Ambiente, Territorio y Vivienda, Ángeles Vázquez, que se encargó de abrir el debate en la Cámara con una intervención en la que defendió la necesidad de adaptar una legislación autonómica que tras 12 años de vigencia quedó “obsoleta” frente a los importantes cambios que se produjeron tanto en la forma de producir y consumir, como en la generación de residuos y en su gestión.
Con este objetivo general, la conselleira citó entre los puntos fuertes de la ley que acaba de iniciar su tramitación parlamentaria la simplificación administrativa, la mejora del control y de la gestión de los procedimientos que corresponden a las Administración públicas, la apuesta por la creación de empleo verde vinculado al sector residuos y la garantía de un marco jurídico más completo y técnicamente adecuado para responder a las necesidades existentes.
Con la futura Ley de residuos, según indicó, Galicia se situará a la cabeza de las comunidades y regiones europeas en apostar por la jerarquía en la gestión de los residuos incidiendo en la prevención, así como a la hora de integrar en su normativa el contenido de la directiva comunitaria en materia de plásticos, fijando mecanismos eficaces para luchar contra el plástico de un solo uso y contra el desperdicio alimentario, entre otros aspectos.
Estos son, precisamente, dos de los objetivos concretos más importantes de la normativa que se está debatiendo en la Cámara gallega. Concretamente, Vázquez Mejuto explicó que la gestión de los biorresiduos será uno de los pilares básicos en torno a los que la Ley buscará la colaboración y coordinación con los ayuntamientos, como administración responsable de la gestión de los residuos domésticos. Así, los municipios deberán instaurar la recogida separada a finales del año 2023, motivo por lo que su departamento reserva 25 millones de euros en los presupuestos del próximo año a la construcción de tres nuevas plantas de biorresiduos en Galicia.
La primera, explicó, estará en Vilanova de Arousa y dará servicio a 25 ayuntamientos tras ser licitada la semana pasada, sumándose una vez esté construida a la planta de compost que ya está operativa en el complejo medioambiental de Cerceda.
Otro de los objetivos básicos de este texto será el de reducir drásticamente el consumo de plásticos de un solo uso, prohibiendo la entrega gratuita de bolsas de plástico y la venta de vajillas de plástico o de un solo uso. Con esta idea entronca también la lucha contra el desperdicio alimentario, un defecto a la que la futura ley, según explicó la conselleira, también quiere dar una idónea respuesta.
De este modo, el texto establece que en 2025 se deberá reducir en un 30% el volumen de residuos de alimentos respecto al año 2010, un porcentaje que se eleva al 50% en 2030. Para lograrlo, Ángeles Vázquez explicó que los titulares de los establecimientos de restauración estarán obligados a entregar (si el cliente así lo solicita) las fracciones sobrantes de alimentación no consumidas en el local, y que además deberán hacerlo en recipientes compuestos en un 50% de material biodegradable, nunca de plástico.
Del mismo modo, se promoverá un código de buenas prácticas en relación a los excedentes alimentarios, abierto a la participación de todos agentes implicados en el llamado canal Horeca del sector hostelero con el fin de mitigar la producción de los desperdicios alimentarios, una medida inspirada en la necesidad de fomentar la formación y la educación ambiental de la sociedad.
Asimismo, la conselleira destacó que el texto mismo adelanta y supera los objetivos fijados por Europa y España. Es el caso de la reducción de los residuos con respecto a los datos de 2010, que en la ley se fija en un 15% para dentro de cinco años frente al plazo límite establecido por la UE (2030). Algo parecido ocurre en el caso de los residuos derivados a vertedero, con el reto a nivel comunitario de conseguir en 2035 el llamado vertido técnico 0 (es decir, que solo el 10% de la cantidad total generada acabe en escombreras), un objetivo que la planta de Sogama ya consiguió este mismo año, es decir, 15 años antes de lo previsto por Europa.
Por último, Vázquez Mejuto recordó que la otra pata de la ley será la gestión de los suelos, un apartado en el que destacó la apuesta decida que se hace por la prevención o, en caso de ser necesario, por la recuperación in situ de los terrenos contaminados, para lo cual incidirá más en el control y se prevé la creación de un registro de calidad del suelo.
Pasos dados en la última década
Por todo el expuesto, la conselleira argumentó que la Ley de residuos y suelos contaminados aspira a cerrar el “círculo” de las herramientas jurídicas y normativas necesarias para consolidar la posición de Galicia “a la vanguardia” de Europa en esta materia.
En este sentido, se refirió a los pasos dados en la última década para cumplir e ir a la par de las directrices comunitarias en cuanto a la planificación y gestión de los residuos. En concreto, destacó la aprobación en 2010 del Plan de Gestión de los Residuos Urbanos de Galicia y en 2016, la del Plan de Residuos Industriales de Galicia (PRIGA), con vigencia hasta el año 2022.
Así, con relación a la gestión de los desechos vinculados al sector industrial adelantó que en breve estará listo el primer informe de seguimiento del Priga, un documento de diagnosis y evaluación que apunta a la existencia de 750 plantas autorizadas en Galicia para su tratamiento y gestión y en el que se concluye también que el ritmo de generación de este tipo de residuos se está desligando del crecimiento económico. Así lo confirma la comparativa de la producción de residuos industriales en Galicia entre 2016 y 2018 (último ejercicio en el que se dispone de datos consolidados), constatándose que, a pesar del incremento del PIB, la Comunidad gallega registró una merma de la producción de desechos industriales.
Por último, también se refirió a otros dos pasos clave dados por la Xunta el año pasado en ese camino hacia un nuevo modelo de economía circular, “el único modelo de futuro”, incidió. Así, la conselleira recordó que el círculo de la sostenibilidad y de la gestión eficaz y moderna de los residuos también se plasmó en la aprobación de la Estrategia de Cambio Climático y Energía 2050 y de la Estrategia Gallega de Economía Circular 2020-2030, cuyos principios inspiradores están presentes en el contenido de la ley.